Epigenética y Cáncer de Mama hereditario: ¿Qué tanto importa el estilo de vida?

by | Oct 9, 2024 | Esencial

El cáncer de mama hereditario, a menudo asociado con mutaciones en los genes BRCA1 y BRCA2, ha sido una fuente de preocupación para muchas personas con antecedentes familiares de la enfermedad. Estas mutaciones genéticas incrementan considerablemente el riesgo de desarrollar cáncer de mama, pero no son una sentencia definitiva. La epigenética, una rama de la biología que estudia cómo los factores ambientales y los estilos de vida influyen en la expresión de los genes, nos ofrece una visión más esperanzadora: aun con predisposición genética, es posible influir en los riesgos de desarrollar esta enfermedad a través de cambios en los hábitos y el entorno.

Este artículo explora cómo la epigenética puede ayudar a quienes tienen predisposición genética al cáncer de mama a reducir esos riesgos mediante la adopción de un estilo de vida saludable.

Cáncer de Mama hereditario y el rol de la Epigenética

El cáncer de mama hereditario está fuertemente asociado con mutaciones en los genes BRCA1 y BRCA2, los cuales juegan un papel clave en la reparación del ADN. Estas mutaciones aumentan el riesgo de cáncer de mama al interferir con la capacidad del cuerpo de reparar el daño genético. Aunque este riesgo es elevado, la epigenética nos muestra que el estilo de vida y el entorno pueden modular la expresión de estos genes.

La epigenética se refiere a los cambios en la actividad genética que no alteran la secuencia del ADN, sino que controlan si los genes se activan o desactivan. A través de procesos como la metilación del ADN y modificaciones en las histonas (proteínas que empaquetan el ADN), ciertos factores del estilo de vida pueden influir en la expresión de genes relacionados con el cáncer de mama, incluso en personas con mutaciones en los genes BRCA.

Alimentación: un pilar fundamental en la modulación genética

Una alimentación saludable es uno de los factores más influyentes en la epigenética. Para quienes tienen predisposición genética al cáncer de mama, ciertos alimentos pueden ayudar a regular la expresión de genes que promueven la salud celular y la reparación del ADN.

  • Compuestos fitoquímicos: Alimentos como los vegetales crucíferos (brócoli, col rizada, coliflor) son ricos en compuestos como el sulforafano, que ha demostrado capacidad para mejorar la expresión de genes supresores de tumores y promover la desintoxicación del organismo. Estos alimentos pueden influir positivamente en la expresión epigenética, incluso en personas con mutaciones genéticas.
  • Ácidos grasos omega-3: Se encuentran en pescados grasos como el salmón y las nueces. Los omega-3 tienen propiedades antiinflamatorias y pueden reducir la expresión de genes que promueven la inflamación, un factor clave en el desarrollo del cáncer. En personas con riesgo hereditario, una dieta rica en omega-3 puede ayudar a regular la expresión genética de manera protectora.
  • Polifenoles: Compuestos presentes en el té verde, las uvas y el chocolate oscuro, los polifenoles pueden modificar la actividad de los genes relacionados con la apoptosis (muerte celular programada), un mecanismo de defensa que ayuda a eliminar células dañinas o potencialmente cancerosas.

Adoptar una dieta rica en estos alimentos puede ayudar a quienes tienen predisposición genética a reducir su riesgo de desarrollar cáncer de mama a través de la modulación epigenética.

Ejercicio: activando genes protectores

El ejercicio regular no solo mejora la salud cardiovascular y reduce el peso corporal, sino que también juega un papel importante en la epigenética. Estudios han demostrado que el ejercicio puede influir en la metilación del ADN, activando genes que promueven la reparación del ADN y desactivando genes que favorecen el crecimiento de células cancerígenas.

Para quienes portan mutaciones en los genes BRCA, el ejercicio regular puede:

  • Mejorar la respuesta del sistema inmune: El ejercicio aumenta la actividad de genes relacionados con la inmunidad, lo que puede ayudar al cuerpo a detectar y eliminar células anormales antes de que se conviertan en cancerosas.
  • Equilibrar las hormonas: El cáncer de mama, en muchas ocasiones, está relacionado con desequilibrios hormonales, especialmente con el estrógeno. El ejercicio ayuda a regular los niveles hormonales, lo que puede reducir el riesgo de cáncer de mama en personas con predisposición genética.

La actividad física moderada, como caminar, correr o practicar yoga, puede ser una herramienta poderosa para influir positivamente en la expresión genética.

Estrés y Cáncer de Mama: el impacto del entorno emocional

El estrés crónico ha demostrado tener un impacto directo en la expresión genética, particularmente en genes relacionados con el sistema inmune y la inflamación. En el contexto del cáncer de mama hereditario, el estrés puede desencadenar procesos epigenéticos que agravan los riesgos asociados con las mutaciones genéticas.

  • Cortisol y daño celular: El cortisol, la hormona del estrés, puede influir negativamente en la reparación del ADN, un proceso que ya está comprometido en personas con mutaciones en los genes BRCA. Aprender a gestionar el estrés, a través de técnicas como la meditación, el yoga o la terapia psicológica, puede ser crucial para mantener un ambiente interno saludable y evitar la activación de genes que promuevan el desarrollo del cáncer.
  • Epigenética y emociones: El estrés crónico y las emociones negativas pueden desregular procesos epigenéticos, alterando la expresión de genes que controlan la proliferación celular y la apoptosis. Reducir el estrés es vital para mantener un equilibrio epigenético saludable.

No todo está escrito en los genes

Aunque tener una predisposición genética al cáncer de mama debido a mutaciones en los genes BRCA es un factor de riesgo significativo, la epigenética nos enseña que el estilo de vida también juega un papel crucial en la regulación de la expresión genética. Factores como la alimentación, el ejercicio y el manejo del estrés pueden influir en los procesos epigenéticos, reduciendo el riesgo de desarrollar la enfermedad incluso en personas con predisposición hereditaria.

A través de una combinación de hábitos saludables, es posible tomar medidas proactivas para contrarrestar los riesgos genéticos. Si tienes antecedentes familiares de cáncer de mama o mutaciones conocidas en los genes BRCA, un enfoque epigenético a tu salud puede ser clave para reducir tu riesgo.

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